Por Ivy Queen
El 3 de enero de 2008, treinta comuneros entraron al fundo "Santa Margarita", propiedad de Jorge Luchsinger. Pese al foso que rodea el predio, lograron entrar y quemaron 50 fardos. El fundo Santa Margarita queda cerca la comunidad Yeupeco, de Vilcún, y es un terreno largamente reclamado por los mapuche del lugar. La policía, que tiene un cuartel dentro del mismo fundo, no tardó en reaccionar. A las horas, un llamado de Rodrigo a Radio Bío Bío despejó toda duda. El vocero mapuche dijo a la radio: "Pretendíamos declarar el conflicto abiertamente, pero llegó carabineros y nos comenzó a disparar (…) Íbamos andando y carabineros nos reprimió con disparos de subametralladoras, resultando un hermano muerto. Él es Matías Catrileo, de 22 años, y estaba apoyando a la comunidad ahí".
Los comuneros llamaban a la radio pidiendo al obispo de Temuco, Manuel Camilo Vial, garantías para entregarle el cuerpo de Matías. Principalmente, que no se manipularan las evidencias. Durante tres días, el cuerpo de Matías fue llevado por sus compañeros, hasta que, con la mediación de la Cruz Roja y el obispado de Villarica, fue entregado para las pericias.
Una vez que se entregó el cuerpo de Matías, empezó a funcionar el engranaje de la impunidad policial. El Servicio Médico Legal informó a los medios que el joven había sido baleado de frente, confirmando la tesis de la policía, y el ministro del Interior, Felipe Harboe (PPD) de que el cabo Walter Ramírez había actuado en "legítima defensa". La familia Catrileo negó esto y acusó que la bala había sido disparada por la espalda, mientras los comuneros huían. En medio de un gran acoso mediático, pero protegido por weichafe y werkenes de Temuco, Matías fue velado en el hogar estudiantil Pelontuwe.
En noviembre de 2009, un nuevo informe del SML rebatió el primero, confirmando lo que siempre había afirmado la familia: que la bala que mató a Matías Catrileo fue disparada por la espalda.
El weichafe Catrileo
Matías nació en Victoria, en 1985. Pronto su familia viajó a Santiago, a vivir a La Florida. Su padre, Mario Catrileo, es un funcionario bancario. No vivía con el, sino con su madre, Mónica Quezada. Estudió en el Liceo Lastarria, donde lo recuerdan especialmente por la época en que se hizo punk, y al mismo tiempo empezó a indagar en sus raíces mapuche, lo que lo llevó al activismo: empezó a organizar peñas y eventos, juntando dinero para la causa mapuche.
Estas actividades frenaron cuando hizo el servicio militar, en Arica. Durante un año, Matías fue un conscripto más. A su papá le dijo que para criticar a los militares, había que conocer su realidad primero. Una vez terminado su servicio, y pese a que podría haber seguido especializándose, Matías dio la prueba y se fue a estudiar a Temuco, a la Universidad de la Frontera. Como estudiante de Agronomía, lo que más le interesaba era la conservación de los recursos naturales. Allá vivía en el hogar Pelontuwe, donde convergen muchos estudiantes mapuche. Para la policía es un "foco de activismo", siendo allanado varias veces.
En Temuco, Matías radicalizó su discurso y su práctica: era conocida su admiración por la Coordinadora Arauco Malleco, se volvió activo en la solidaridad con los presos políticos mapuche. Decía que el mapuche no se puede concebir sin tierras, y que la recuperación de las tierras tiene un sentido profundo: reconstruirse como nación, recuperar su autonomía. Tierras y autonomía: las dos ideas centrales por las que Matías murió asesinado por la espalda.
La impunidad policial
El 15 de diciembre de 2011, la Segunda Sala de la Corte Suprema confirmó la condena para Walter Ramírez, el policía que le disparó: tres años y un día de firma mensual. No cumplirá presidio, y la causa se rotuló como "celo excesivo con resultado de muerte", jamás asesinato. El fiscal militar que llevó la causa fue José Pinto Aparicio, el mismo que sobreseyó al carabinero que asesinó a Alex Lemún (16 años) en Ercilla el 2002.
Cuando se supo acerca de la libertad de Ramírez, se solidarizó con Matías y su familia, y hubo protestas en Santiago y Temuco. Allí fueron detenidas la madre de Matías, Mónica Quezada, y su hermana Catalina Catrileo, quien declaró: "así la Corte y el Estado chileno avalan y promueven que los carabineros asesinen a los mapuches que luchan por sus derechos políticos y territoriales en el sur".
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